Él sigue ahí, en mis sueños, sentado bajo la sombra del árbol donde yo solía escribir, me cuesta mirar sin sentir osadía por él, ya ha vuelto a robar mi mágico escondite. Pero sin querer, le miro una y otra vez, busco sus miradas, aprendo sus gestos, sonrió a las palabras que imagino que salen de su boca. Tan lejos pero tan cerca,que se suma a una pequeña corriente que empiezo a sentir por mis pies y sube por todo mi ser... el escalofriante latido de mi corazón que parece llamarle a gritos.
Ansiare soñarte mañana, volver a mirarte desde la lejanía para notarte dentro de mi, imaginar como tus manos se pierden entre mi pelo mientras tus ojos entremezclados con los mios crean mareas de pasión que se fusionan sin llegar a verlo.
Pero mis ojos traicioneros se han rendido ante este maldito mundo visceral, mis pestañeos constantes por recuperarte no son suficientes, ya no estás, ya no logro verte debajo de aquel árbol, te has ido. Extraña sensación la del extrañarte sin conocerte, la de necesitarte sin verte, la de quererte sin hablarte....