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sábado, 1 de agosto de 2015

Marinero, con un sol por sirena

Imaginó un cielo anegado de estrellas
Donde el sol pudiera atravesar su irónico armazón,
un guerrero de mareas que jugaba sin timón,
con una popa llena de sueños.
En aquella nube de algodón por barco
Pompas de jabón por espontáneas nubes,
Soñador, marinero sin rumbo,
Que dejaste de seguir tu Norte
Para perderte en un Sur clandestino
Dicen que fue aquel ángel, o aquella sirena,
Aquel nenúfar o espejismo etéreo,
Tal vez aquella estrella blanca
Que relumbraba sin luz ni sol alguno.
Aquel pálido lucero
Que al contacto con el cielo
Su muerte resultaría su único consuelo.
Tú, marinero, guerrillero de quimeras
Que tantas luchas libraste en el firmamento,
Ni tu escudo pudo parar
La luz narcótica de aquel remoto astro
Que te pidió la luz de tus días
Que te pidió oscuridad eterna,
Que sin sol tu vida era una condena
Que sin ella, ni fuego ni mar sería suficiente
Para calmar la ausencia eterna.
Foto: Marina Eiro

29 julio, sin nada a babor.

Silvia Martínez