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domingo, 11 de diciembre de 2011

Me doy permiso...

Me doy permiso para...

Me doy permiso para separarme de personas que me maltraten, que me traten con brusquedad, presiones o violencia. No acepto ni la brusquedad ni mucho menos la violencia aunque vengan de mis padres, pareja, hijos, de nadie.

Las personas bruscas o violentas quedan ya, desde este mismo momento, fuera de mi vida.

Soy un ser humano que trata con consideración y respeto a los demás. Merezco también consideración y respeto.

Me doy permiso para no obligarme a ser el alma de la fiesta, el que pone el entusiasmo en las situaciones, ni ser la persona que pone el calor humano en el hogar, la que está dispuesta al diálogo para resolver conflictos cuando los demás ni siquiera lo intentan.

No he nacido para entretener y dar energía a los demás a costa de agotarme yo: no he nacido para estimularles con tal de que continúen a mi lado.

Mi propia existencia, mi ser; ya es valioso. Si quieren continuar a mi lado deben aprender a valorarme. Mi presencia ya es suficiente: no he de agotarme haciendo más.

Me doy permiso para no tolerar exigencias desproporcionadas. No voy a cargar con responsabilidades que corresponden a otros y que tienen tendencia a desentenderse.

Me doy permiso para no agotarme intentando ser una persona excelente. No soy perfecto, nadie es perfecto y la perfección es oprimente.

Asumo plenamente mi derecho a defenderme, a rechazar la hostilidad ajena, a no ser tan correcto como quieren; y asumo mi derecho a ponerles límites y barreras a algunas personas sin sentirme culpable. No he nacido para ser la víctima de nadie.

Me doy permiso para no estar esperando alabanzas, manifestaciones de ternura o la valoración de los otros.

Me permito no sufrir angustia esperando una llamada de teléfono, una palabra amable o un gesto de consideración. Me afirmo como una persona no adicta a la angustia.

Soy yo quien me valoro, me acepto y me aprecio. No espero a que vengan esas consideraciones desde el exterior. Y no espero encerrado o recluido ni en casa, ni en un pequeño círculo de personas de las que depender.

Al contrario de lo que me enseñaron en la infancia, la vida es una experiencia de abundancia. Empiezo por reconocer mis valores, y el resto vendrá solo. No espero de fuera.

Me doy permiso para no estar al día en muchas cuestiones de la vida: no necesito tanta información, tanto programa de ordenador, tanta película de cine, tanto periódico, tanto libro, tantas músicas.

Decido no intentar absorber el exceso de información. Me permito no querer saberlo todo. Me permito no aparentar que estoy al día en todo o en casi todo.

Y me doy permiso para saborear las cosas de la vida que mi cuerpo y mi mente pueden asimilar con un ritmo tranquilo. Decido profundizar en todo cuanto ya tengo y soy. Con lo que soy es más que suficiente. Y aún sobra.

Me doy el permiso más importante de todos: el de ser auténtico. No me impongo soportar situaciones y convenciones sociales que agotan, que me disgustan o que no deseo. No me esfuerzo por complacer. Si intentan presionarme para que haga lo que mi cuerpo y mi mente no quieren hacer, me afirmo tranquila y firmemente diciendo que no. Es sencillo y liberador acostumbrarse a decir no.

Elijo lo que me da salud y vitalidad. Me hago más fuerte y más sereno cuando mis decisiones las expreso como forma de decir lo que yo quiero o no quiero, y no como forma de aceptar las elecciones de otros. No me justificaré: si estoy alegre, lo estoy; si estoy menos alegre, lo estoy; si un día señalado del calendario es socialmente obligatorio sentirse feliz, yo estaré como estaré.

Me permito estar tal como me sienta bien conmigo mismo y no como me ordenan las costumbres y los que me rodean: lo normal y lo anormal en mis estados emocionales lo establezco yo.

Joaquín Argente

jueves, 8 de diciembre de 2011

....

No se como empezar esta vez. La desilusión ha tocado mi puerta. Siento ganas de desvanecerme como el ázucar de mi café. Esta mañana todo es gris. No me quedan lágrimas, la pena las ha agotado, mi corazón late lento, está débil pero aún tiene algo de fuerza para buscar voz en tu silencio.

Los recuerdos me abrazan con ternura, es agonizante sentirte un paso atrás. Este camino es nuestro, lo llené de flores y ahora quitaré las piedras a nuestro paso con mis propias manos.

Mírame a los ojos, coge mis manos, somos uno, algo tan fuerte que las tormentas no podrán arrollar, que el largo invierno no conseguirá enfriar, solo conseguiremos crecer juntos y a la vez, lento pero cada día un poco más.

Escúchame, porque esta vez no abriré la boca, lee mi mente que se apoya hoy en mi corazón. Lograrás escucharlo. Te quiero y no imaginas cuanto, que el temor a perder, aumenta mi llanto. Y que por el miedo a tu sufrimiento, nace mi incertidumbre. Que te siento y te lloro, te beso y te imploro, que mi corazón esta vez habla mucho mas fuerte que mis palabras.

Hagamos que salga el sol, juntos podemos. Ahora miraremos al cielo y sin darnos cuenta se nos calentarán las manos. Esta claridad te permite verme por fin, estoy aquí y no me iré jamás.

martes, 29 de noviembre de 2011

Notas de amor

Hoy he escrito nuestra canción. Lentamente la llené de sonrisas, de esas que me evocas al pronunciar mi nombre en la cama. Supe narrar la historia de nuestros besos, los que me dabas sin rozar mis labios. Conté los abrazos que emitías con tu mirada hasta notarlos en mi cuerpo.

Poco a poco, tus pasos lentos se hacían mas sonoros. Algo fuerte se acercaba con sigilo. Llegó. Sentí tus versos cantados tan cerca que vibraban en mi paladar. Llevaban un mensaje oculto, una situación mágica, un momento perfecto.

Cierro los ojos y logro sentir tus dedos enredados por mi espalda, tu nariz buscando mis mejillas, tu respiración gritando en el silencio de mis sueños.

He encontrado tu escondite, un pequeño y acogedor lugar donde las paredes están repletas de nuestras risas, de mis lágrimas en tus despedidas, de miradas cómplices que tímidamente empiezan a tener su código, del eco de nuestras palabras.

Ahora solo déjame mirarte otra vez, solo serán unos segundos más hasta que el semáforo vuelva a cambiar. Ya está en verde, toca continuar, agarra mi mano, camina junto a mi, la interminable escalera nos espera. Vístete con tu ilusión yo cogeré mis sueños contigo.

miércoles, 19 de octubre de 2011

Hoy te he visto y ya no te reconozco. No sé si has cambiado tu pelo, si tal vez tu maquillaje sea diferente. En tu mirada escondes algo. Intentas engañarme diciéndome que todo va bien. Las dos sabemos que no es así aunque estemos en diferente posición del espejo.

Tu ilusión es como una marea, que la Luna maneja a su antojo. Sube y baja. Has vuelto a caer en ese pozo, ahí donde no necesitas el oxígeno para vivir, ahí donde te alimentas de tus sueños, ahí donde las paredes rosas y la luz artificial te ayudan a sobrevivir.

Pero temes. Tiemblas al pensar que tu universo se hace pequeño, y cuanto más minimizado, más intenso. Tu miedo te ayuda a volar entre tu imaginación. Pesadillas que se escriben en tu cabeza, sonrisas que se dibujan en tu cara cuando abres tus ojos a tu subjetiva realidad.

¿Qué fueron de tus lágrimas? Las escondes en tu cajita de secretos, pero sin perderla de vista. Tienes demasiadas, pero no permitirías derrocharlas una vez más.

Eres como una yonki en busca de su dósis. Si no la tienes, la inventas. Eres consciente de tu vanidad. No te des la vuelta. Camina estilizando tu figura, somos pocos los que vemos tu caparazón inexorable.

Eres débil, pero feliz.

Tus sueños querrías gritar. No puedes controlar tus ganas de saltar. Muerdes tus labios para no sonreir, pero has vuelto a fallar.

Un momento. Estás viendo la piedra con la que ya tropezaste. Aún esta lejos, ¿te dará tiempo a reaccionar? Esta vez no quieres caer, coge de la mano a tus temores bien fuerte y pasa de largo.

Ahora. Esa palabra no hace más que repetirse en tu cabeza. Ese mecanismo de autoconvencimiento te agota, pero tienes que seguir intentandolo.

Y ahora bien, apartate del espejo embustera, ¿lo ves como no estabas bien? Vives alocadamente está felicidad creada. Disfruta de está sensación con la misma ilusión de aquel día. Es algo tan incontrolable como tu respiración, tan espontáneo como tus pestañeos. Feliz viaje de ida.

viernes, 14 de octubre de 2011

Te has montado en el bus como cada mañana. Tras llenar tus manos de crema y quitarte la bufanda, sacas tu novela de ciencia-ficción. Tu música te margina del bullicio de la agonizante mañana de lunes.

Notas tu corazón sobresaltado. Levantas tu mirada. Es él. Las miradas se cruzan. No le habías visto nunca, pero sin embargo no quieres que pase un día más sin verle.

Refugias tu mirada en el libro... tus ojos buscan un párrafo escondido que no lo logran encontrar. No puedes leer, solo piensas en volver a mirar.

Lo haces. Él lo hace. Te sonrojas y añoras ser humo para poder seguir mirando sin vergüenza. Solo puedes volver a esconderte entre las comas de tu libro.

Desgraciadamente tu sonrisa incontrolable se apodera de tu boca. Te preguntas qué estas haciendo. Es demasiado tarde, no puedes creertelo pero la locura momentánea se ha sentado a tu lado. Intentas mirarla vizcamente por no echarla a patadas antes de que él cruce por tu lado. Quieres reir, quieres gritar,...solo quieres imaginar pero quieres mostrarte comedida.

De nuevo es tarde, comienzas a imaginar su nombre, reproduces su voz en tu cabeza, reconoces su olor, memorizas su sonrisa, ...

Su camino hacia ti te parece lento, llevas 5 segundos mirándole, crees conocerle de siempre, es él. Quieres que este momento siga reproduciéndose en cámara lenta. Se acerca, pero no tanto como tu locura creía. Pasa de largo y esta vez no puedes girarte.

Tu trayecto ha llegado a su fin, ha llegado tu parada. Te levantas sintiéndote preciosa, presumida, coqueta,...sabes que él te está mirando. Crees estar protagonizando la película de amor mejor vista hasta entonces. Le miras y ves reflejada tu sonrisa en el cristal de las puertas.

No le volverás a ver nunca más... Será la historia de amor más corta, será la historia de amor más soñadora.

jueves, 13 de octubre de 2011

Felizmente absurda..

Hoy te has levantado especialmente triste.Vuelve a cerrar un momento los ojos. Dime qué ves.¿Es ese pequeño trozo de ti que nadie conoce? Tu imaginación ha empezado a funcionar. Automáticamente tu máquina de crear sueños dibuja en tu mente multitud de desgracias que necesitas que ocurran nada más poner tu pie en la calle.

Pones la radio. No te lo crees, la canción habla de ti, no podría ser más triste, pero no puedes parar de escucharla. Intentas echar un pulso al espejo del baño. Te gana y esta vez decides afrontar la derrota. En tu armario hoy, solo queda sitio para la desilusión. Tus vaqueros desgastados no son los que eran, los notas fríos. Cínicamente empolvas tus mejillas, un buen antifaz será necesario. Disfrutas con tu carnaval diario.

Temes el momento esperado cuando tienes el picaporte entre tus manos. Llegó. Esconde tu mirada, tus ojos muestran tus más preciados sueños, esos que hoy te cuesta imaginar.

Será mejor seguir caminando...

Comienzas a subir las escaleras sumergida en tu nube...Por aquí arriba hace demasiado frío esta mañana. Te das cuenta de que has subido tres pisos más de los que debías, esta vez, sonríes. Hablas a tu yo-irónico: ¡JA! ¡Esta vez has tenido gracia!

Tu primera sonrisa te lleva a la carcajada más absurda. ¿Por qué no? Tienes motivos para reir desconsoladamente. Las lágrimas no se llevan esta temporada. Las lamentaciones trágicas han pasado de moda hace siglos... Tu mundo romántico es caótico, pero tuyo.

Tu fragilidad se hace fuerte, tu tristeza se viste de gala, tu calma quiere gritar,... Solo será cuestión de tiempo, te autoconvences de que será la ultima vez.

Vuelves a buscar la ilusión, vuelve a creerte soñadora...